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Visita al campo de concentración de Terezin

sábado, 23 de junio de 2012

Hace calor en Praga?

Definitivamente, si. SI. Y mucho... Muchos días amanece soleado, y a mediodía llegamos a 30º (y estamos en junio!). Otros aparece nublado y aunque parece que va a hacer fresco, escampa, llegando a 30º. Otros, aun amaneciendo nublado, hace un bochorno espantoso (aunque haya 26/28 grados, parece mas por la humedad) y son frecuentes las tormentas por la tarde, llegando a ser fuertes, y pudiendo durar entre 5 y 20 minutos...

Por último, por ahora al menos, refresca lo suficiente por la noche como para poder dormir (gracias a Dios!), bajando la temperatura a unos 16/18 grados).

Os recuerdo donde miro la temperatura: http://www.wunderground.com/cgi-bin/findweather/getForecast?query=zmw:00000.1.11518&MR=1

Y claro... con el frío que pasan en invierno, las casas no tienen aire acondicionado, y muchas oficinas tampoco.. Me estoy derritiendo!!!



viernes, 15 de junio de 2012

Kofola, la Coca-Cola checa

Aunque nos cueste creerlo viniendo de España, aún existen países que no son esclavos de la Coca-Cola. Algunos tienen su propia bebida sustitutiva. Esta vez no estamos hablando de la cerveza que tanto adoran los checos, sino de la Kofola, un refresco de cola que hace furor entre la gente de República Checa y Eslovaquia.

En 1959 en Checoslovaquia había un excedente de cafeína como resultado del proceso de crear café. Las pruebas para conseguir hacer algo con aquel excedente dieron como resultado el "Kofo" una especie de sirope oscuro y entre dulce y amargo que acabó por convertirse en bebida bajo el nombre de "Kofola".

Kofola, presente en cualquier supermercado
En los años del régimen comunista, la Kofola se expandió por toda Checoslovaquia como refresco preferido, batiendo a las bebidas occidentales que estaban disponibles en el país pero valían más del doble que la bebida nacional.

Con la caída del comunismo, Kofola resistió la invasión de marcas extranjeras que querían hacerse con el mercado y hoy en día no sólo no está en declive, sino que continúa su expansión hacia Polonia, Hungría o Rusia.

La verdad es que la Kofola está por todas partes y da gusto ver que algo local resiste a las grandes multinacionales que por supuesto también tienen un hueco enorme en estos países. Esperemos que Coca-Cola no acabe por hacerse con esta compañía también como ya hizo con otras competidoras como "Inca Cola" en Perú.

Para mi gusto Kofola es demasiado dulce y pringosa... vaya... ¡¡las multinacionales se han hecho conmigo!!


viernes, 8 de junio de 2012

Restaurante "Terasa u Zlate Studne"


Fotos de Terasa u Zlate Studne, Praga
Esta foto de Terasa u Zlate Studne es cortesía de TripAdvisor 
El pasado 19 de Mayo íbamos por la tarde al festival de la cerveza, y como hacía un día espléndido, decidimos salir a dar un paseo por la mañana, y volver a comer a casa. Tras un buen paseo bajo el Sol ya estábamos sedientos, así que decidimos tomar una cerveza "en el primer sitio que viéramos" (aunque nos apetecía una terracita, todo sea dicho). Y como íbamos callejeando por unas callejuelas no muy turísticas para evitar las aglomeraciones (estaba todo lleno) no fue tan rápido como pensábamos.
Terminamos en una placita triangular con unos árboles enormes (esquina de Snermovni y U Zlate Studni) donde vimos un cartel alentador "Terasa".
Subimos un callejón que resultó no tener salida (U Zlate Studni), y en el que al final estaba la puerta de un hotel; el Golden Well. Entramos a un patio donde no estaba muy bien indicado donde estaba la terraza, y tras preguntar en recepción, resulto ser arriba. Subimos 3 plantas en el ascensor y al salir vimos una terraza bastante agradable, encima de los tejados adyacentes, aunque pequeña y sin mucho adorno; pero los carteles decían que había que subir más... y así hicimos.. otra planta donde había un comedor bastante elegante y bien puesto, y por fin una última. A esas alturas y por lo que habíamos visto de decoración, sabíamos que no iba a ser un sitio barato, y menos siendo un hotel.
Fotos de Terasa u Zlate Studne, Praga
Esta foto de Terasa u Zlate Studne es cortesía de TripAdvisor  
Por fin llegamos a la puerta de la terraza donde nos atendió un camarero. Era el restaurante, cuyo nombre es Terasa u Zlate Studne, así que no era solo una "terraza" para tomar cervezas. Las vistas sobre la ciudad, espectaculares, la gente estaba comiendo (eran aproximadamente las 13.30), y dijimos que sólo íbamos a tomar sólo unas cervezas por si había algún problema (aunque la mitad de las mesas estaban vacías, por si acaso). Nos puso en la primera mesa nada mas salir a la terraza, justo en frente de la puerta del baño, pero era la última mesa que había "en primera línea", es decir sin mesas delante, con vistas a la ciudad. Y de nuevo he de recalcar que las vistas eran impresionantes.


Mientras tomábamos las cervezas vimos pasar los platos, y aunque nos dio la impresión de que algunos eran bastante escasos (cocina moderna, ya se sabe, plato grande y poco contenido).. nos empezó el gusanillo... pasaron otros platos no tan escasos.. así que al final pensamos picar algo, y ya comeríamos en casa... Y pedimos la carta.
Y como ya habréis imaginado, no pudimos resistir la tentación de pedir para comer. Se estaba demasiado a gusto como para irse a casa.
Había una carta con cierta variedad, más una hoja aparte con un "menú de verano" con unos pocos platos, algunos algo más baratos, otros no. Pedimos una ración de Roasted Duck Liver “Foie Gras" accompanied by a "Wild Boar Garlic" Risotto and Aceto Balsamico (490,00 CZK), una "hamburguesa casera de solomillo de buey Argentino, con mayonesa de mostaza y patatas fritas" (también es sabido que adornan mucho los nombre de los platos), 450 CZK (18eur), y un Parmesan Risotto "Carnaroli" with white and green Asparagus and grated Parmesan Romano Cheese (420,00 CZK).
Mientras esperábamos nos pusieron un pequeño aperitivo (un paté), que era el plato minimalista que habíamos visto pasar al principio, y dos trozos de pan a elegir entre 4 ó 5 variedades. El foie, que habíamos pedido para compartir, nos lo trajeron ya en dos platos por separado (tal y como nos habían ofrecido al pedirlo), y aunque juntando los dos platos seguía siendo una ración bastante justita (como era de esperar), tampoco era escandalosamente poco. Afortunadamente, estaba bastante bastante rico (Mmmm se me hace la boca agua!). La hamburguesa también estaba rica, y se notaba que todos los ingredientes eran de calidad (incluyendo el pan, que no era el típico de hamburguesa, evidentemente), pero no dejaba de ser una hamburguesa. El risoto a mí me gustó mucho, pues los espárragos le daban muy buen sabor.
Cortesía de Trip Advisor. No es nuestro risoto, pero bueno...
Terminamos con dos postres, un "Selection of Home Made Seasonal Sorbets according to the daily offer 180,00 CZK", o dicho de otro modo 3 bolas de sorbete de diferentes sabores, y "Chocolate Fondant with "Maldon" salt Crystal and spicy chocolate Mousse accompanied by Macaroons and raspberry Sauce 330,00 CZK". Los sorbetes estaban "ricos" a secas, y el fondant algo mejor (apenas se notaba ni la sal ni el picante del chocolate), pero sin "tirar cohetes".
El servicio muy atento sin ser pesado; incluso se llevaron unos platos sin darnos cuenta. Las mesas suficientemente separadas, las sillas cómodas, los baños muy limpios y elegantes.. Y supongo que no se suele llenar, pero mejo así, pues no había mucho ruido, y era increíblemente agradable estar allí. Tiene calefactores para cuando haga algo de frio, pero también el comedor cerrado abajo, por el que pasamos, para el invierno.
Con las 6 cervezas, nos costó 2410 CZK que con la propina se quedó en un total de 2650 coronas, es decir 106 euros.
En resumen, comida "entre rica y muy rica" (nota de la comida 7.22), algo cara para la calidad, pero con buen servicio, y una situación espectacular.
Si hubiéramos tenido mas tiempo, nos habríamos quedado tomando un café, licor, copa y porque no fumamos, pero habría sido la mar de agradable... Igual volvemos; no está mal para un capricho de vez en cuando.


viernes, 1 de junio de 2012

Concierto en el Rudolfinum

El pasado 13 de Abril, a la vuelta de las vacaciones de Semana Santa, por fin fuimos al Rudolfinum a ver a la Filarmónica Checa en la sala principal. Compramos los tickets con alrededor de mes y medio de antelación, y aun así estaba ya casi lleno y tuvimos que coger una esquina: los dos primeros asientos de la primera fila del anfiteatro, justo encima del escenario, encima de los violines. Por el esquema de asientos de la web, parecía que una columna nos iba a tapar un poco, pero al final no fue así: los asientos fueron perfectos. Menos mal que era la primera fila, porque las dos filas de detrás, aunque en grada, no debían ver gran cosa del escenario, así que si es posible es mejor evitarlos. Elegimos ese concierto porque para mi humilde (e ignorante) opinión, los conciertos que ofrece la filarmónica no parecen "nada del otro mundo", aunque seguramente sea por desconocimiento; no conocía prácticamente ninguna de las piezas. Así que cuando vimos que tocaban "La Sinfonía del Nuevo Mundo" de Dvorák, lo tuvimos claro y compramos las entradas (bastante baratas, por cierto, 24€ cada uno!). Claro que eso también explica que estuviera lleno, Dvorák es el compositor checo mas conocido, y mas amado por los de aquí. De hecho, nos dio la sensación de que acudió alguien importante, porque creímos ver más de un guardaespaldas con su consabido pinganillo. 
Por si os lo estáis preguntando, en cuanto a la vestimenta había de todo. Desde gente vestida muy elegante, hombres de traje y mujeres de largo, hasta totalmente informal (vaqueros; tampoco hacía calor como para ir en pantalón corto, cosa que por otro lado me habría parecido excesiva...).





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La sala


La sala principal (Dvořákova síň) no es tan grande como pueda pensarse por el tamaño exterior del edificio, pero tampoco es pequeña. Tiene un patio de butacas con bastante inclinación en las filas posteriores, así que parecía que pudieran tener buena visibilidad; 8 filas en el anfiteatro en frente del escenario (con algunas butacas sin visibilidad, pero en la web esta claro cuales, y son mas baratas), y 3 filas en los anfiteatros laterales. El edificio es barroco, y decorado en consecuencia; cabe destacar la enorme lámpara central... Además del ropero a la entrada (gratis, admiten propinas), cada planta cuenta con zonas para hacer tiempo, así como bares para tomar algo mientras se espera. No tomamos nada, así que no sabemos como serán los precios, pero en los que nos hemos fijado (en la ópera), no son exagerados; son poco más que cualquier bar, y más baratos que los sitios muy lujosos.

Dvorak Hall, Rudolfinum
Con licencia Creative Commons

El concierto

El concierto en si fue espectacular. La primera parte, menos conocida, la sinfonía número 8, "La Inglesa", de  Dvorák, que nos llamó la atención por los altibajos y cambios de ritmo que ocurren a menudo, y de repente, no paulatinamente. La segunda parte, sencillamente impresionante. La sinfonía del Nuevo Mundo hay que escucharla para entenderlo. Hubo momentos de poner la piel de gallina, con uno o muy pocos instrumentos tocando con una suavidad increíble, hasta momentos de "estruendo" total (en el buen sentido de la palabra), con prácticamente todos los instrumentos a la vez, sin desafinar ni equivocarse ninguno (que notásemos, que casi siempre hay alguna nota que "suena raro"). Lo único que nos sorprendió, y no sabemos si es normal, es que a uno de los oboes se le oía de cuando en cuando soplar (igual es normal cuando estás cerca, pues es uno de los que teníamos prácticamente debajo). El director, por cierto, fue Christoph Eschenbach, que tiene su propia página web, con sus próximos conciertos entre muchas otras cosas.
En cualquier caso, y en resumen, la visita mereció la pena; nos encantaría volver. Habrá que ver si a un concierto de obras que no conozcamos, o esperamos a algo más conocido.