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sábado, 17 de diciembre de 2011

Ruzyne, Frankfurt, Barajas - Un día de aeropuertos



Una de las cosas que tiene vivir a caballo entre Madrid y Praga, es que no hay más remedio que pasar bastante tiempo de aeropuerto en aeropuerto. Aunque intentamos comprar vuelos directos, algunas veces es imposible cuadrar fechas, horarios y precios. La escala en estos casos es obligada.

El viaje empieza hoy con una caminata de 10 minutos entre Hradcanska y Dejvice para coger el autobús 119 (24 coronas por 30 min como el servicio regular, aunque en teoría hay que pagar medio billete más para las maletas). Es probablemente el medio más barato de llegar al aeropuerto de Praga. Aunque hay otros autobuses, la ventaja del 119 es que empieza en la estación de metro de Dejvice, cabecera de la Línea A, lo que permite llegar rápidamente desde el centro.
El autobús va prácticamente vacío. El aeropuerto de Praga suele estar bastante activo a primeras horas de la mañana y después la actividad va decayendo. Desde luego a las 13h de un sábado, había poca gente circulando. Pasamos por la Terminal 3, la Terminal 1, para vuelos a países no Schengen, y finalmente, llegamos a la Terminal 2, desde la que salen los vuelos a países Schengen o sea, a Madrid, o, en este caso, a Frankfurt que será el punto de nuestra escala.

Tras un vuelo de 50 minutos con Lufthansa, llegamos al aeropuerto de Frankfurt, uno de los más activos de Europa. Decimos adiós de momento al checo (esperamos que no se nos haya olvidado todo a la vuelta), y nos sumergimos en el caos de idiomas que es el aeropuerto alemán. Cada vuelo es anunciado por megafonía en 3 idiomas: alemán, inglés y el idioma del lugar de destino. Chinos, canadienses, rusos… desde Frankfurt se puede volar casi a cualquier sitio.
Otra característica del aeropuerto de Frankfurt es el stress. Mucha gente aterriza aquí para una conexión rápida con otros vuelos y las carreras son habituales cuando el vuelo de origen viene con retraso. Si ponéis un poco de atención, seguro que veréis pasajeros angustiados buscando su puerta de embarque. Stop agobios! Aunque es un aeropuerto grande, una hora es más que suficiente para hacer la conexión.

Una vez en el pequeño autobús que nos lleva hasta el avión de Spanair, nos encontramos con eso que caracteriza cada vuelo de regreso a casa: los españoles. Qué le vamos a hacer! Somos incorregibles! Al fondo, una mujer proclama a voz en grito que en La Rioja se vive fenomenal, mientras otros nos removemos incómodos al ver las caras de espanto de los alemanes. “Si es que siempre tenemos que dar la nota”, dice alguien. Todos asentimos avergonzamos hasta que una chica de León dice “Pues le puedo decir por experiencia que cuando se vive fuera, esto se echa de menos. Aquí ya me siento como en casa”. Pues tiene parte de razón! Somos escandalosos a más no poder pero en el fondo...

Con un “Buenas tardes”, entramos en el avión y nos preparamos para el viaje. En mi cabeza repaso este primer mes de aventura. Espero que vengan muchos más igual de buenos. Pero de momento, lo que más me apetece es comer polvorones.

¡Feliz Navidad!

3 comentarios:

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